¿Os habéis preguntado alguna vez si el destino está escrito? O quizás sois de los que creen que el destino se lo forja uno mismo.
Nacemos, nos hacemos mayores. Vivimos vidas prestadas, las cuales encaminamos de millones de formas distintas, pero…
¿Nos pertenecen? ¿Son realmente nuestras? Puede que lo sean, o puede que el destino, como tantos cuentan, esté realmente escrito.
Da igual en que dirección encaminemos nuestras vidas, llega un momento en cada una de ellas, en las que perdemos el control. Quizás ese momento no dure más que una milésima de segundo, pero es el tiempo suficiente para que lo cambie todo.
Me llamo Jake Smith, y en mi caso, el destino se cruzó en mi camino como una macabra broma de mal gusto. Las leyes del mundo que creía conocer se desvanecerían a medida que me adentrara en lo que el destino había tenido reservado para mí.
Mi propia muerte.