El autor, en un lenguaje coloquial, divertido, irónico y picaresco, hace un excelente retrato de la vida de unos chavales que en los difíciles años cincuenta, agrupados en la simpática Panda “El tirachinas”, desarrollan toda clase de diabluras y aventuras propias de su edad y de las costumbres y forma de vida de la sociedad rural que les tocó vivir en aquellos años de miseria y calamidades.
Uno de esos chavales se convierte en protagonista principal de esta novela al ser arrollado por una locomotora de vapor que le dejó sin piernas, poniéndole en la difícil tesitura de tener que construir de la nada una nueva vida, partiendo de una realidad en la que los problemas y dificultades a los que se enfrentaba podían calificarse de insalvables. Sin embargo, él fue capaz de superarlos poniendo en el empeño todo su tesón y valentía, y sacando fuerzas de flaqueza de donde no las tenía.
Se vio necesitado de marcar diferencias con su pasado, salteando, peldaño a peldaño, todos los obstáculos que encontraba en el camino para alcanzar una forma de vida que el destino le había negado de antemano. Ganó aquella desigual lucha y llegó victorioso a la estación de su nuevo destino.