Todos nos hemos sentido perdidos alguna vez. Perdidos, tal y como un náufrago en una isla desierta que no le deja ser o que, tal vez, ante la soledad, pueda ser mucho más de lo que nunca fue en una sociedad con mil ojos que todo lo ven, mil bocas que todo lo juzgan y mil euros que todo lo tapan.
Menos el amor. El amor del enamorado que sueña mucho y duerme poco. El amor del suicida que la vida le pesa, pero que recuerda con añoranza sentirse vivo. El amor del amante que tiene que dejar ir. El amor de la abuela que ve crecer a sus nietos en una vida a contrarreloj. El amor del chico que ha aprendido a vivir y ahora disfruta una cama con sábanas limpias, el olor de las flores y las risas de los niños del parque. Tantas formas de amor posibles en un solo poemario. Mañana podrías ser tú ese náufrago que se aferra al amor para no ahogarse.
Amar como forma de estar, amar como forma de quedarse.