Esta historia, modestamente relatada, solo trata de dar a conocer el valor de un hecho, igual a otros sucedidos, muchos más importantes quizá, pero que desconocemos y no podemos valorar. Han pasado muchos años y han dejado una huella imborrable. Ni alegre, ni triste. ¡Ya pasada!, que es bastante. Pero que sirve mucho, como una gran experiencia vivida. La que ha ligado a unos cuantos camaradas y ha enseñado a conocer la miseria, el hambre, la sed, el frío… y, por lo tanto, a respetarlos y no desearlos a nadie.