«Una escuela vista desde un ajimez es un libro que engancha al lector desde la primera línea por su claridad, el ingenio con el que enlaza las dos realidades que describe y el puntito de humor con el que está redactado, que propicia que la obra se lea del tirón y que la puedan disfrutar no sólo los educadores. Por una parte, te transporta al mundo rural de principios de los años setenta, con una magnífica descripción de la forma de vida y las vicisitudes a las que se enfrenta un joven maestro en una escuela unitaria enclavada en la sierra granadina; y, por otra, describe la realidad de los centros actuales a través del ajetreado día a día de un director. Todo ello, aderezado con acertadas reflexiones sobre la educación de ayer, de hoy y de mañana».
Enrique Calderón Navarrete (Director del CEIP Juan XXIII de Sevilla)
«Leer siempre es un placer, y leer el libro de un maestro –me atrevería a decir de un gran maestro– diría que es necesario y obligatorio, en especial para todos aquellos que sienten el gusanillo de la enseñanza y la educación. En esta segunda entrega, Antonio Ruiz, nuestro autor, quizás entre líneas, quizás sin intención, sin duda con sabiduría, nos deja, entre otros, tres mensajes encriptados que no pueden pasar desapercibidos por ningún docente: el que este libro nos deja más claro es el tiempo, el tiempo de dedicación a nuestra profesión, que tiende al infinito; en segundo lugar, la versatilidad que nos demanda y, en muchos casos, nos exige esta veloz sociedad; por último y más importante, la teoría de la relatividad, enunciada hace algún tiempo por Einstein y que, aplicada a la educación, se nos describe perfectamente a través del ajimez».
Antonio Caro de la Rubia (Director del CEIP José Payan Garrido de San Juan de Aznalfarache, Sevilla)
«La historia, contada a través de los ojos del director don Manuel, gira más que en torno a él mismo, a cómo se preocupa y va resolviendo los problemas diarios, a pesar de estar atascado en un informe que no puede hacer por las constantes interrupciones en su despacho. Es curioso ver cómo el autor cuenta las anécdotas de una jornada escolar, a la vez que compara las vicisitudes de la antigua escuela con la de la actualidad (lo que invita al lector a reflexionar), alternando entre dos realidades vividas: el director del despacho y los recuerdos de su época de inicio como docente, sin que ello haga difícil seguir el desarrollo de la narración.
Se trata de una lectura ágil en la que, mediante el diálogo, el lector es partícipe de inmediato, siendo testigo de sus vivencias diarias y llegando a su fin antes de darse cuenta. Es, sin duda, una lectura distinta, una nueva y original perspectiva de la escuela».
María Luisa Carrasco de la Fuente (Directora del CEIP Juan Rodríguez Berrocal de Camas, Sevilla)