El barco que congela almas. La encina que escucha. Un bosque con alma propia. Un tren que no se detiene. El abuelo aventurero. Un sombrero panamá. La siesta de verano. Un ibón azul turquesa. Luz entre la niebla. Un halcón que muere para vivir. Un gato negro en el tejado. El fotógrafo y la cantante de fados. Dos brujas revoltosas. La bebé que brilla. Un director de cine que se evapora en mitad de un rodaje. El pueblo perdido que aparece y desaparece.
A lo largo de quince relatos, Una maleta a medio llenar, con tono íntimo y evocador, simboliza la naturaleza de un viaje vital y su impacto físico y emocional. A través de sus personajes explora el devenir de la vida, las relaciones humanas, sentimientos, vivencias, sueños y realidades, brindando al lector la posibilidad de hallarse a sí mismo en la trama de las historias que componen la obra.
Ana Isabel García Tejero dirige la mirada hacia aquella maleta a medio llenar con la que emprendimos viaje en algún momento de la vida. No hizo falta nada más entonces, y tampoco ahora, para seguir adelante. Lo esencial siempre está en nuestro interior.