Versos deshojados beben en ese manantial, en donde las palabras atrapan el misterio profundo de la realidad. Son la inspiración de una mirada, de un instante, puro sentimiento, aguda percepción de la fragilidad de la existencia huma-na: microhistorias que guardan sueños, ensueños, delirios. Sentimientos. Costumbres. Rebeldía. Destellos de luz que confieren a dichos poemas esa luminosidad sostenida en el intervalo, donándoles de un mágico lirismo. Y hace que las palabras dejen de ser una alusión a la realidad, un modo de interrogarla o definirla y, mágicamente, exalten esa realidad que están nombrando. Dejándose llevar, a su vez, por la imaginación que nos adentra en ese refugio interior donde se va cuando el mundo real nos agobia. Hay veces en las que la imaginación… nos salva.