A mediados de la década de los ochenta del pasado siglo quedaban pocos pueblos de la costa mediterránea donde el turismo aún no hubiese irrumpido con excesiva crudeza. Viento y Sal narra, desde la perspectiva de Julián Crespo, un escritor, la historia de uno de esos lugares que en aquella década aún no estaba sobreexplotado. A finales de uno de los últimos veranos de aquel decenio, Julián da un paseo por su playa y rememora pasajes de la historia de ese pueblo, imaginario, que recoge la esencia de muchas de las localidades costeras que nos podemos encontrar en el levante almeriense.
Mientras la primera tormenta otoñal se gesta sobre el cielo del pueblo, Julián nota que en su mente de escritor bulle algo que no acaba de identificar. Poco a poco, las nubes se arremolinan durante su paseo, para acabar dando lugar a una gran tempestad, a la vez que Julián descubre lo que en su cerebro se ha ido conformando durante todos los años vividos en la localidad.
En sus páginas, Viento y Sal nos narra el final de una época y el comienzo de otra, tal y como el verano que Julián despide durante su paseo va dando lugar a un incipiente otoño.