Vístete y vete. Supongo que una nunca sabe lo que le espera ni tampoco lo que va a pasar. Imagino que eso es lo que supone vivir la vida al borde de los escalones que pisas y vivirla pegada a esa impulsividad sin sentido que me caracteriza, por eso deduzco que lo que me ha pasado a lo largo de toda mi vida al final tiene todo que ver con esas decisiones que tomo, al fin y al cabo, sin pensar ni siquiera en mí.
Presumo que al final todas las noches que pasé en vela llorando por mi vida, por la de mi madre y por la de mi integridad fueron la factura merecida de todo aquello, fue la deuda que me dejó la vida por estar como las cabras…
Mudanzas en bolsas de basura, resaca en los días no festivos, hombres de paso en mi cama, la almohada llena de rímel, lorazepam bajo la lengua, la tripa llena de dudas, la cuenta en números rojos, mi tío llamando borracho, amanece en Valdemingómez… Mi personalidad flaquea, que fue un aborto a tiempo, la policía en la piscina, mi cuñado, el narco, rezando, mi hermana denuncia en falso, lorazepam bajo la lengua, un ictus cogido a tiempo, que se pajea en mis sueños, que ya tengo un abogado, que es un antes y un después, que nadie venga a mi casa…
Y mentiría si dijera que aún pienso que todo pasa por algo, porque en realidad lo que pasa es por todo.