Vivir con sentido es imprescindible para cualquier ser humano. Una mirada a nuestro alrededor descubrirá que todo en la naturaleza lo tiene, por lo que no debemos ser una excepción. Descubrir nuestra vocación, nuestras llamadas y afinidades nos lleva a encontrar el espacio único e irrepetible que solo se llenará con nuestra presencia.
El ser humano tiene muchas facetas y dimensiones, que a lo largo de la vida irá descubriendo. Su sentido será como una brújula que lo conducirá hacia la plenitud, bien sabido que también habrá momentos de oscuridad y tormenta por los que debe aprender a transitar. Mas, cuando se sabe hacia dónde se va, las desviaciones temporales no impedirán encontrar nuevamente el camino.
Vivir desde el sentido garantiza el equilibrio y la salud, pues muchas dificultades proceden de encontrarse desorientado. Luego se podrán seguir consejos dietéticos o técnicas psicocorporales, pero de nada sirven si lo que anida en nuestro interior es el malestar. De ahí el interés en saber por qué y para qué se vive, pues entregándose a lo que se cree es como podemos sanar y aportar confianza y seguridad a nuestras vidas.
Recordamos, finalmente, la dimensión personal y comunitaria de cada ser humano. Compartir una parte de tu vida para cuidar del entorno o contribuir a un mundo más justo son hermosas tareas que nos harán mejores y ampliarán nuestro horizonte, abriéndolo a valores cada vez más profundos y luminosos