Aquí están las vivencias, a veces en negro y otras en blanco, de un corazón siempre encapotado de gris. Esta es mi evolución como una mujer que se ha llevado demasiado tiempo en el lado equivocado de la trayectoria de la bala. He amado y casi siempre he perdido. Si no fuese por él, jamás me habría encontrado a mí misma. Gracias a todos los demás, me he cosido ya tantas heridas que me han convertido en escudo para toda aquella alma maltratada que lo necesita y no tiene voz para pedirlo, porque, me he llevado el tiempo suficiente con miedo como para no querer ser temida, pero para hacer que esos lobos salgan corriendo al ver a esta Caperucita.
Así que, en cierto modo, este libro es el ramo de rosas que jamás recibí por parte de aquellos corazones cobardes.
Y cuidado, hay espinas.