«Aventuras y desventuras de un joven emigrante que se hizo a sí mismo entre el hambre y las adversidades».
No pudo tener una familia tradicional, por la falta de cariño paterno y la temprana pérdida de su madre.
Se convirtió en un hombre que apreciaba cada pequeña cosa, y desde el otro lado del charco aprendió a valorar, echando de menos su tierra.
Romántico por naturaleza, vive con intensidad diferentes amores e ilusiones para acabar rendido a los pies de su Dulcinea, formando con ella una familia.
Entre las calles que le vieron dar sus primeros pasos decide continuar en aquellos días más reposados.
Ya en el eclipse de la vida, recuerda con clarividencia sus luchas, y las relata ante la calidez de una chimenea, detalladamente, a su pequeño nieto Nemo.