Principios del siglo XVI. Fernando de Magallanes se presenta ante el rey de Portugal, Manuel I, el Afortunado, para que le fueran reconocidos sus servicios prestados en las Indias Orientales, productoras de innumerables variedades de especias, altamente cotizadas en Europa, y a la vez exponerle la posibilidad de acortar la ruta utilizada hasta la fecha, a través del cabo de Buena Esperanza, navegando hacia poniente, a través de un supuesto paso al sur del continente americano.
No le reconoce sus méritos como soldado y marino, tampoco toma en serio la idea de explorar una nueva ruta más corta. Portugal tenía la exclusividad de este comercio, debido al tratado de Tordesillas de 1494, en el que reconocía las islas Molucas como zona de jurisdicción portuguesa.
Enojado por el trato recibido, decide, con su amigo Ruí Faleiro, venir a España para ser recibidos por el jovencísimo rey Carlos I, rodeado de una corte eminentemente flamenca. Solo Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Burgos, conocedor de los asuntos de ultramar, le apoyó al portugués en la idea ante la Corte.
Burocracia, rencillas personales, sabotajes, injerencias extranjeras; todo un sinfín de situaciones adversas tratan de hacer fracasar el intento del marino portugués. Lo que sucedió al final todo el mundo lo sabemos. Esta novela trata la intriga, el misterio, los chantajes y sobornos que trataron de cancelar esta expedición que partió de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519, rumbo a territorios desconocidos.
Aunque el lenguaje es académico, se entiende a la perfección y es apto para cualquier tipo de lector. En definitiva: una obra interesante y entretenida.