Fue Calderón de la barca, con su pieza teatral más conocida, La vida es un sueño, en el año 1635, el que lanzó la idea de dar sentido de vida a los sueños, al preguntar en su poema lo siguiente: «¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien pequeño; que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son».
Hoy, como ayer y como siempre, el soñar ocupa un lugar importante en la vida de toda persona, reflexionando en buscar esa meta, donde los sueños sean premonitorios y el factor suerte intervenga. Y no hay más que soñar es la historia de unos personajes que se presentan creíbles, vivos y probables en un entorno real dentro de unos acontecimientos que le pueden pasar a cualquier persona y que quizás le puedan cambiar la vida para siempre.
Cuando el hombre en el sueño se despierta, con un final en su vida, con-tundente en su destino, encontrará un mensaje donde la imaginación actúa sobre el corazón, haciendo que lata con fuerza en el momento que desea alcanzar con firmeza lo más valioso que yazca en su interior, “el amor”.