Nacido al sur de España, a principios de los ochenta, Eduardo va quemando la etapa adolescente para entrar de lleno y de cabeza en su juventud. El cambio de milenio, su tortuosa relación con su mejor amigo, su entorno familiar, sus tragedias personales y un amor que le acompañará los próximos 15 años forman parte del universo de nuestro protagonista. En esta novela rememoramos los años en los que no éramos esclavos del teléfono móvil, el Messenger era lo más puntero en comunicación, se ligaba en las discotecas, se practicaba el botellón en la calle (sin peligro de ser multados) y si se producía una pelea en el instituto sólo se grababa en nuestra retina. Esta es la historia de Eduardo, pero también la de aquellos que nacimos a principios de los ochenta en barrios de clase media, sin muchas esperanzas en lo que nos deparaba el futuro porque vivíamos al día. Un relato realista, a ratos alegre y a ratos melancólico