Más que una minuciosa antología poética o que un ecléctico prontuario lírico consagrado al más exuberante esplendor formal o a la más sensible profundidad del Helguera más figurativo y simbólico, más que una íntima miscelánea desglosada según cánones desde una expresividad tan personal, exitosamente traspasada al campo del virtuosismo artístico por su autor, Yo, soneto supone la coronación literaria omnisciente —en el sentido del paradigma barroco del oficio de componer sonetos como arte total— de la introspección poética espiritual de su creador y del dominio métrico más elegante, reunidos con trascendente magnitud a modo del más selecto florilegio contemplativo. Sonetos con estrambote, acrósticos, religiosos, de amores imposibles, de desamores posibles, de honor, matemáticos, satíricos… conviven con deslumbrante perfección bajo los postulados retóricos más clásicos en la inmensidad verbal y metafórica de esta enormísima obra. Tras su aclamado Diccionario de psicosonetos, este nuevo Yo, soneto constituye, además, la solemne elevación de un estilo, erigido como monumento absoluto a la más alta y eterna poesía.