TOCando… es la experiencia vital, aglutinada en unos cuantos meses, de un grupo de amigos. Donde el protagonista de esta aventura costumbrista, verá como todo tiene un cierto sentido hacia la evolución de la persona, y que las etapas de una vida son la maduración durante el avance del tiempo (sin perder esa perspectiva de disfrutar de esta puñetera vida, por supuesto) y el reconocimiento, por parte de uno mismo de que es hora de aportar algo más que etílicos episodios, y locuras de chaval. La novela nos muestra un contexto totalmente extrapolable a cualquiera de los lectores (u Odyans, como tan intimamente le gusta nombrarles al autor). Donde la sucesión de aventuras, anécdotas… totalmente conectadas, y con el virtuosismo de la simpleza a la hora de narrarlas, no es sino el contexto para hilvanar una historia reflexiva (sin llegar, nunca, al hastío), por parte del autor, dando voz al protagonista. Donde, con total humor y optimismo, el cronista nos traslada a las desventuras y pericias del personaje. Donde, tras pasar media vida tocando los huevos al personal -como por supuesto éste también ha hecho-, decide dar un golpe y enmendar ese camino, que tanto ha disfrutado pero que, de un cierto modo surrealista, en alguna ocasión se le fue de las manos. En resumen, TOCando… es el retrato, por parte del autor, de una sociedad, que plasmada en su personaje, tan bien conocemos. Para mostrarnos, así, que a veces hemos de dejar de lado el estoicismo, y enfrentar problemas con ilusión, pero vehemencia, y con la contundencia exigida pero con ese humor que nos hace más humanos. En resumen, os invito a invadiros de optimismo, mientras el descojone hará un papel fundamental en esta original experiencia. Donde la sorpresa es un factor común en toda la historia. Agarrémonos fuerte, Odyans, y disfrutemos, sin complejos, de las turbulencias concedidas en semejante experiencia vital.