Álvaro Castro Cajade (16 de febrero de 1995) nació en Arzúa y, o eso creo, con las ideas siempre muy claras.
Empecé Derecho, de hecho, quería ser notario, porque mi padre me presentó al notario de Arzúa de aquel entonces y vi que por firmar se ganaba dinero; con el tiempo sí hice Derecho en Santiago, pero lo de notaría lo olvidé. Ahora, tras acabar ya Derecho, estoy acabando Ciencias Políticas, en Santiago también.
Escribir me aporta mucha evasión y liberación. Libera tanto mi creatividad como mi estrés acumulado por actividades, básicamente rutinarias. Creo que es y será un bálsamo ante actividades monótonas que no dejan desplegar mi creatividad y que, de algún modo, tienen que salir.
Todo esto de escribir empezó en tercero de carrera, por el 2015. Lo primero que hice fueron canciones que, para mí, son lo mismo que poemas, al menos en mi caso. Me gusta mucho escribir y, bueno, escribo principalmente para contentarme. Espero hacer esto toda mi vida, ya que me siento muy cómodo haciéndolo.
Mis poemarios van a ser todos independientes, porque concibo cada obra como algo que aporte originalidad respecto a lo anterior que haya elaborado. Por lo tanto, no hay conexión entre ninguna obra, al menos de momento.