CELIA RODRÍGUEZ (La Gomera, Santa Cruz de Tenerife) descubre desde muy temprano el poder mágico de la palabra escrita en verso. Lo que dice, lo que insinúa y lo que deja de decir son posibilidades que ofrece la poesía como ninguna otra forma de expresión. Concibe la formación del verso como un juego que permite desbocarse y soltar libremente el pensamiento una vez escudriñado hasta casi retorcerlo. Pensamiento propulsado a golpe de exprimir el sentimiento y la honda emoción que están presentes en el momento en que escribe.
Transcurre su infancia en La Gomera en un espacio rural rodeado de monte, de pasto y de siembra; allí donde la vista no tiene límite y la inocencia parece no perderse nunca.
Dicha realidad espacial conocida cambia drásticamente cuando en plena preadolescencia se traslada a Caracas por reclamo familiar. La vida cambia. El entorno se transforma. La percepción del tiempo y del espacio se descoloca derivando en un puzle de complicado encaje. La nostalgia se apodera del día a día, la soledad se hace intensa en la experiencia del desarraigo. Y aparece la melancolía que se hace costumbre. Y es en este punto cuando los recuerdos de una infancia feliz aparecen de forma recurrente, percibiéndose fantásticos encuadrados en una historia idealizada desde la distancia.
Dicha experiencia va conformando una personalidad reservada, introspectiva que la lleva a la necesidad de escribir sus pensamientos para expresar sus tristezas, sus quejas y sus lamentos.
En 2008 sale La Gomera: piedad popular a pie de romance.
En 2009 el poemario Una mujer al desnudo.