Nunca se hubiera imaginado que una mentira pudiera tener tantas consecuencias y le marcara tanto desde entonces. Menos aún, veinte años después, se encuentre de cara con su secreto y con tanta fuerza. Cada vez entenderá menos lo que sucedió esa noche y poco a poco irá desconfiando de la gente que conoce, pero deberá intentarlo si quiere entender ese pasado. Sus confidentes serán Ana, una mujer que no veía desde hacía dos décadas con una fuerte personalidad, su insulsa y patética madre que, una vez abierta la caja de pandora, se irá convirtiendo en su protectora y un personaje que no sabrá ni por qué se ha metido en su vida.
Dedicarse a sí mismo esta historia pensando que los secretos siempre nos los llevamos a la tumba, puede ser un gran error porque no siempre sucede así y habrá que saber afrontarlo. Las consecuencias de alimentar la curiosidad lo llevarán a un viaje inesperado y con resultados un tanto desagradables.
Es bueno recordar el pasado, nos mantiene vivos, o eso creo.