Nací en Gaucín en 1956 y aquí pasé los primeros años de mi vida, impregnándome de la belleza salvaje del lugar y de sus alrededores, y, simultáneamente, viviendo la tragedia del primer estallido de la emigración y de la denigrante situación de la población rural.
Al poco tiempo pasé a vivir en el campo, a caballo entre un cortijo y una huerta y, nuevamente, sentimientos encontrados, repartidos entre mi admiración por los parajes semivírgenes y la situación, patética, de los trabajadores, desenvolviéndose en unas condiciones infrahumanas.
Más tarde, Jimena de la Frontera (1967) y La Línea de la Concepción (1968), donde completé mis estudios y comencé a trabajar como maestro, viviendo durante esta etapa, tanto el cierre de la frontera como su posterior apertura.
Allí pasé gran parte de mi vida hasta que, hastiado por no ser capaz de modificar la realidad del barrio donde vivía y trabajaba, decidí volver a mi pueblo junto a mi esposa y mi hija. Fue el 30 de junio de 1997, y desde entonces aquí continúo hasta el día de hoy, escribiendo, luchando y, sobre todo, viviendo apasionadamente.