La educación inclusiva no es una utopía. Con decisión, esfuerzo y creatividad, una escuela puede lograr que todos los niños y niñas del barrio se escolaricen allí, que aprendan junto a sus compañeros y compañeras de su misma edad y que todos ellos, independientemente de sus características personales, sociales o de otra índole, reciban una educación de calidad siempre dentro de su aula regular. Es su derecho. A través de estas páginas se describe la experiencia de unas personas que hace una década creyeron que la inclusión real era posible. Tuvieron que transformar las dificultades en oportunidades y eliminar, poco a poco, lo que Booth y Ainscow llamaron barreras para el aprendizaje y la participación. Hoy en día su escuela para todos es un hecho. En esta obra se sintetizan varias propuestas y estrategias para que cualquier centro educativo que quiera apostar por la educación inclusiva pueda hacerlo sin sobresaltos y, además, puedan sostenerla en el tiempo, lo más difícil.