Tres ciudades, sus paisajes, sus culturas y sus gentes, han sido, y siguen siendo, fundamentales en la vida de Aida Herrera y en su inspiración como escritora: Gijón, la ciudad
donde nació, le embaucó con el encanto y la magia de sus parajes naturales; Alcoy, cuna familiar, le llena de ilusión y nostalgia, con sus innumerables puentes y el olor de la fiesta; y Alicante, con sus sinuosas palmeras, el aroma de sus playas, y su emblemático castillo, la arroparon durante toda su juventud.
Desde bien pequeña aprendió a amar la lectura, sin duda abstraída en los maravillosos cuentos que cariñosamente le leía su madre, junto a sus dos hermanos pequeños, y que le
transportaban a lugares de ensueño donde todo era posible.
Conforme fue creciendo, su pasión por la lectura fue en aumento, y pronto comenzó a escribir sus propias historias: pequeños relatos compartidos en el entorno familiar, en los que ya se empezaba a entrever una gran imaginación y capacidad de entretener al lector.
Tras la publicación de su primera novela “Elysion” en 2015, que cosechó numerosos elogios, la escritora nos sorprende de nuevo con otro género distinto, una historia trepidante, llena de intrigas, que seguro no dejará indiferente al lector.