Nací un 13 de enero en Rumania-Bucarest, y con tan solo cuatro añitos me vine a empezar una vida nueva en Bilbao, al lado de mi madre. Una vida que al principio parecía algo bonita, acabó en un sabor amargo tanto para mí, como para mi madre y mi hermana pequeña. En 2013 nos vimos obligados a cambiar de residencia y empezar de cero en Madrid.
Dicen que los cambios son duros, pero en Madrid he empezado un nuevo inicio de mi vida. Han sido momentos difíciles para mí, sobre todo a la hora de encontrar un colegio que se adaptase bien a mis necesidades, pero allí ha estado el pilar de mi vida, mi madre, que jamás ha tirado la toalla; aún recuerdo aquel día cuando, después de pasar por varios colegios, por fin se me abrió la oportunidad en uno de ellos, donde logré ser un niño sin etiqueta, alguien acogido tanto por los compañeros como por los profesores con un calor y un cariño sinceros que jamás había sentido nunca. En LOURDES FUHEM he encontrado todas esas ganas, toda esa fuerza que mi madre siempre me decía que tengo, todo gracias a los profesores que se han volcado conmigo y que, a pesar de ser muy terco a veces, no se han rendido conmigo.
A pesar de todas las dificultades que tuve a lo largo de mis dieciocho años, continuaba en mi empeño de escribir, aunque muchas personas se burlaban de mí cuando les contaba que me gustaba este arte. Mi madre ha sido mi gran apoyo, quien siempre me transmite esa positividad y fuerza tan suyas, a pesar de que a veces soy un poco negativo, ella ha hecho posible que en mi cabeza siempre suene un «YO PUEDO».