Amalia Campos vive en Sevilla, ciudad en la que nació y a la que se siente profundamente vinculada. También tiene sangre alcalareña por vía materna y es bisnieta de un reconocido poeta de los años veinte, Manuel Calvo Araujo (Alcalá de Guadaíra, 1876-1943).
Es licenciada en Filología Hispánica y amante de la belleza, sea cual sea su plasmación natural o artística. Su vida profesional ha estado y sigue volcada en la enseñanza de Lengua y Literatura Españolas a adolescentes. A ello se dedica en cuerpo y alma, intentando contagiar a las nuevas generaciones el gusto por los libros y por el buen uso de nuestra lengua, pasiones que la cautivaron desde temprana edad.
Nunca ha dejado de escribir colaboraciones en prosa en revistas o publicaciones de su entorno más cercano, pero no ha sido hasta ahora cuando ha reunido el empuje necesario para dar a conocer al gran público una parte significativa de su poesía. Según ella, siempre se es poeta, se escriba o no. Ser poeta es ser artista, y ser artista es captar de forma especial la esencia de las cosas, de las personas…, de la belleza.