Nació en La Romera, una pequeña aldea perteneciente al municipio de Archidona (Málaga). Estudió Magisterio y posteriormente se licenció en Filosofía y Letras en la sección de Filología Románica. Al margen de su labor docente, su vocación literaria la llevó a escribir varios libros que suponen todo un idilio con la literatura. Dice Juan Goytisolo que los escritores se dividen en dos clases: Por una parte, los que conciben su tarea como una carrera y, por tanto, cuidan de su promoción y aspiran a triunfar. Por otra, los que la viven como una adicción (o como un enamoramiento) y se consideran escritores a secas, incurables aprendices de escribidor. Sin duda, A. María Rodríguez pertenece a este segundo grupo
donde el escritor se limita a vivir su pasión literaria olvidado de todo lo demás. En los relatos de esta escritora confluyen
personajes de vidas sencillas, anécdotas extraídas de la más pura cotidianeidad y un estilo narrativo impregnado de lirismo. Por encima de estos elementos, sobrevuela el tiempo, devastador e implacable, que todo lo destruye. Por este motivo, sus relatos dejan, en cualquier lector avezado, un intenso sabor agridulce que incita a la melancolía.