Nacido el 20 de abril de 1978 en Sant Celoni (Barcelona), Carles Fabra siempre ha utilizado la escritura como válvula de escape para entender la vida y hacérsela asequible.
Recuerda que, ya de niño, en el comedor de una modesta casa a las afueras de las afueras de un pueblo del cinturón industrial de Barcelona, ya inventaba relatos de «terror».
A medida que fue creciendo, concibió la vida como un relato abierto. Así, a día de hoy, la sigue concibiendo, y donde hay personas, muchas veces ve personajes.
Fue a partir de 2012 cuando dio un pequeño (y necesario) impulso a su currículum literario autopublicándose las obras: Asesinato: crónica de un despido, Cuentos de interés relativo, Diez mil palabras para Marina y Soldado Eliott.
De estilo directo, intenta, aunque no siempre lo consigue, modular la cotidianidad y convertirla en extraordinaria.
Su novela corta Un lugar en el norte ha sido concebida, según sus palabras, como un intento, uno más, de explicarse la soledad y sus consecuencias, refugiándose en la magia y el misterio dónde se ubica la acción: ese lugar en el norte, Cedeira.