Carlos Arauzo expresa en este su octavo poemario un sentimiento hacia algo que se añora y se desea, que nutre su sensibilidad, que surge desde dentro , que se enreda en la telaraña del corazón, que navega entre la sangre de las arterias y venas como un ligero barquito de papel lleno de versos.
Hace uso de la sensibilidad, se embriaga en olas, arenas y mares ,deja huella en los adoquines de las calles, en la losa de los paseos, ha escrito con sentimiento ,con emotivi-dad, con dulzura, dándolo todo de sí, sin reserva alguna, hace mención en treinta poemas a un nombre “TORRE del MAR“ y su devoción por esta tierra.
A todos vosotros Torreños va dedicado este poemario, a vuestro espíritu y talante, a vuestra actitud con la vida. Al abrazo que percibe de vosotros este castellano viejo, le llena de razones para seguir escribiendo renglones aunque sean torcidos.
Mi ser acudirá a vuestras calles y plazas, y se deslizará en Senda Litoral, hasta Caleta.