Aunque no ha podido completar, como ella hubiese querido, un mayor currículum académico y profesional, debido a distintas circunstancias de la vida, sí ha sabido aprovechar las oportunidades que se le han presentado para desarrollar al máximo su potencial.
Con una fuerte vocación docente, la ilusión de su vida hubiese sido ser maestra de escuela. De algún modo, pudo desarrollarla durante los años que trabajó como maestra de bordados en la famosa Casa Singer y, sobre todo, educando y guiando a sus cinco hijos, su mejor escuela.
Mujer gran amante de las letras y de la cultura en general. Ávida lectora y entusiasta de la pintura y del canto.
Con más de ochenta años, se siente satisfecha y feliz de haber sido capaz de publicar su primer libro de vivencias, gracias a su «bendita memoria», como a ella le gusta decir.