Entiendo a la Literatura, o mejor, a la Obra literaria, como el resultado material de la necesidad de quien ha sido sorprendido en su mente, por una idea, una frase, un símbolo o un concepto; una constante inquietud que sólo se alivia cuando se decide escribir aquello imaginado. De esa cuenta, apareció un día, Jacinta –la protagonista de Coraje de 24 kilates-; era tanta información –racional y emocional- en sus gestos, apariencia, conversaciones, acciones y pensares que no tuve más remedio que sentarme a escribir.
Como voraz lectora que he sido desde niña, reconozco que desde hace unos años experimenté la necesidad de contar lo que dentro bullía en mí. Pensando en Jacinta. Una alta ejecutiva que, en un momento indeterminado es golpeada por el infortunio al morir en un accidente automovilístico su hermana y su marido, deja huérfanas a dos niñas.
Me resulta difícil etiquetar Coraje de 24 kilates en un tipo o género de novela específico. No es una novela policial pero en toda la trama la sombra de la lucha entre la ley y el crimen, acecha; no es erótica y hay episodios que incendian sus páginas; no es filosofal ni psicológica y, sin embargo, la lucha y el humanismo iluminan varios capítulos. Lo que sí resulta claro es que todos transitan la novela por el sinuoso camino del peligro.
Entiendo que no es una novela infantil, es, prioritariamente una historia para adultos, sin embargo, procuraré que los jóvenes se sientan seducidos por este tipo de novelas, para, de alguna manera, mostrarles que la vida es dura pero cuando se persevera haciendo bien las cosas correctas el éxito y la alegría invaden los días, con el respeto, el esfuerzo y el amor.
He de reconocer que, toparme con esta historia y esforzarme por escribirla, me ha permitido descubrir a una escritora que desconocía subsistía dentro de mí.
Divina Pastora Lostao García