Germán Sánchez Pardo .
¿Bibliografía? ¡Ninguna! Acaso los grandes maestros de la antigüedad, como Ramtha, Buda, Jesús o Mahoma, eran poseedores de títulos académicos o diplomas?
¡Así y todo, fueron ellos los grandes promotores de las mayores religiones del mundo!
De nacimiento, (como a todos vosotros) sé que cuando nací me dieron unos cachetes para respirar el aire nuevo que existía fuera de la placenta materna y, por lo tanto, llegué a este mundo llorando.
¡Así ha sido desde que la humanidad es humani-dad! En este viaje por el mundo hemos llorado muchas veces, sea por unos motivos u otros.
Todo esto ha sucedido, porque han habido personas que, con buena o mala intención, nos han inculcado enseñanzas, tal vez, diferentes a lo que nos hubiese gustado.
Por eso, precisamente, he decidido plasmar parte de mis pensamientos aquí. Pero, no por eso trato de modificar la religión de nadie y, menos aún, querer que cambien su manera de ser. Todos somos responsables y libres de hacer lo que queramos, pero sin llegar a olvidar la regla más importante.
«Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti».