Ivan Perea (Barcelona, último cuarto del siglo XX) es hijo de Sant Andreu de Palomar. Se interesó por la escritura en la adolescencia y se enamoró de Gil de Biedma con la mayoría de edad. Años más tarde se enamoraría de Centroamérica. A lo largo de su vida ha querido ser, de manera efímera o sostenida, bombero, feliz, profesional del baloncesto y del vóley (más alto), filósofo, políglota, consecuente, maestro, sanitario, más sensato y más tenaz, desarrollando su carrera laboral en torno al acompañamiento a la pequeña infancia y a sus familias.
En 2008 autopublica el fanzine poético bilingüe Existència i por: el camí desconegut, repitiendo formato en 2010 con el onírico Cómo amar siendo Capricornio, por Dani Martín, y en 2018 con Turmalina, donde conviven cuentos y poemas. En 2020 comienza a dar forma a su primera novela, redirigiendo una idea nacida en el año 2011. Diez años después ve la luz Obsidiana, sangre y oro.