Manuel Lobato Reinoso, ve por vez primera la luz del cielo azul de Andalucía, precisamente el día de la luz, 2 de Febrero, festividad de la Candelaria en la que, desde tiempo inmemorial, ardían las candelas en oriente y en occidente, ya a partir del siglo VI. Pues, en ese día, allá por el año de 1960, llegó el poeta a este mundo en la calle de la Victoria de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda; donde, el gran río de los árabes, el Guadalquivir, entrega su alma cristalina al mar separando, como un cuchillo de plata, a Cádiz, provincia donde está enclavada la ciudad natal del autor; de Huelva, que se asoma al río a través del paraíso natural de Doñana.
Estudia en los colegios de la “Divina Pastora” y de la “Salle” y cursa bachillerato en el “Instituto Francisco Pacheco” todos ellos en su ciudad. En este último, aproximadamente a la edad de 15 años, comienza a escribir sus primeros poemas; quedando su musa adormecida cuando marcha a Cádiz para iniciar los estudios de la licenciatura de medicina.
Años más tarde y por su toma de contacto con el mundo del flamenco, vuelve a coger la pluma para escribir letras cantadas por diferentes intérpretes del mismo y que llevaron sus poemas a ser grabados acompañados por la Orquesta Sinfónica de Londres.
Desde entonces su voz se ha oído en innumerables recitales, rondas poéticas, pregones, conferencias y actos literarios de todo tipo, así como en diferentes medios escritos hasta llegar a esta “LUNA AÑIL”que ahora nos alumbra.