Todo empieza cuando un día, estando en el trabajo, empecé a sentirme mal, no era capaz de sostenerme en pie, se me nublaba la vista y no podía respirar. En ese momento, pensé que se acababa todo para mí. Cuando tienes un ataque de ansiedad, la sensación que tienes es muy desagradable, realmente me asusté mucho. Fue aquí cuando me di cuenta de que no era tan feliz como me contaba a mí misma, que en realidad no brillaba como tenía que brillar. Entonces, escuché a mi corazón, al cual nunca hacía caso, y me di cuenta de que la vida me estaba comprometiendo para que realizara lo que sentía en mí, para que fuera feliz y pudiera enseñar a los demás a ser felices.
Recordé que en varias ocasiones algunos compañeros de trabajo me decían que yo los tranquilizaba y muchas personas me habían dicho lo mismo también. A partir de ahí, empecé a ampliar mi consciencia y a darme cuenta de que no estamos destinados, estamos programados, que el hombre puede cambiar su destino. Y así fue como comencé a formarme en programación neurolingüística e hipnosis cuántica, cambiando mi vida y dejando mi trabajo.
Ahora me dedico a ayudar a otras personas de manera honesta y cercana, para que sean felices y tengan la vida que quieren.