Raúl Espinosa Acero nació en una familia humilde y numerosa, como antes se denominaban, y aunque no le faltó nada en ningún momento, sí se notaba cierta austeridad. Esto le enseñó a valorar muchas cosas, como las vivencias y compartir con sus hermanos.
La infancia fue tranquila y feliz, a excepción de los estudios en los que no consiguió superar la EGB.
En ese momento, la indagación de sus padres dio frutos, pues lo etiquetaron como disléxico. Entonces, comenzó una nueva etapa en su vida como estudiante, después de estar dos años visitando a diario a una logopeda, la que despertó en él la pasión por la lectura, retomó los estudios llegando a superar una ingeniería industrial.
Tras una amplia vida laboral, continuó formándose en terapia higienista y psicología transpersonal.
Todo ese conocimiento, junto a esa mente creativa de un ingeniero y su afición a las historias de ficción, de las que siempre conseguía sacar una moraleja o aprendizaje, le han traído hasta este momento en el que decide plasmar el conocimiento como una historia que te resultará cómoda de leer y seguro te enganchará.