Los veranos que Yann Javier Medina (València, 1981) pasó durante su infancia en Villargordo del Cabriel, ese «último pueblo de Valencia» con sus caminos, sus carreteras, sus vides, sus carrascas, su río y sus tardías tormentas, dejaron una huella imborrable en su alma. De otro cariz, aunque a la postre acumulada en la misma hacina, fue la mies recogida a su paso por la Guardia Rural de Sagunt o la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de València. Pero fue un comprometido proceso personal iniciado en 2004, una estancia en Chile y un largo viaje por Latinoamérica en 2013, lo que hizo aflorar y forjar su anhelo y su pasión por lo rural, lo profundamente rural, por lo que en ello hay de natural, humano y verdadero. Desde entonces, lo más significativo de su quehacer profesional (Invesrural) y de su producción poética (Sierra y cal. Un año en la aldea y ahora, Camino a Corcolilla) se centra casi monográficamente en las coordenadas geográficas del interior valenciano, en especial en la comarca de La Serranía. Aquí ejerce en la actualidad como agente local de acogida, ayudando a otras personas venidas de cualquier lugar del mundo a cumplir su sueño rural.