¡¿Quo imus?!
Este era el primer título pensado para este libro, pero por diversas causas no llegó a editarse. Con los trascedentes cambios políticos desarrollados en España sale ahora ―unos seis años más tarde― con esta nueva carátula.
Se trata de un libro severo y sugerente por cuanto va analizando, casi exegéticamente, la vigente Constitución de 1.978 y proponiendo una más tenaz observancia de las determinaciones del texto con las leyes de aplicación y acompañamiento concernientes rigurosamente ejecutadas ya desde los más pequeños e indiciarios desvíos.
La Constitución de 19787 es una obra titánica, tanto por su complicada redacción en una situación del Estado en trance agónico y revuelto, como por su aprobación y larga vigencia, que se traduce en la inconmensurable transformación social, de progreso y prosperidad y de convivencia ciudadana en general, pero con excesivas carcomas, que pretenden socavarla y desvirtuarla. La interesada e insolidaria actuación de los partidos políticos lleva a la presente situación, en que algunos ni siquiera quieren defenderla ni participar en su adaptación textual a las exigencias actuales.
Tampoco las Cámaras Legislativas se aplican en estos menesteres: parecen más obsesionados en atender propuestas que no llevan a ninguna parte, pero que les ocupan y justifican. Proponen y aprueban leyes erráticas y olvidan la observancia de las vigentes y mucho más trascendentes. Generan Leyes Orgánicas partidistas, que ya en su aprobación llevan el estigma de su derogación tan pronto cambie el partido gobernante. En los pactos por la supervivencia proponen reformas casi instantáneas, como moneda de cambio, cuando estas deberían suponer una propuesta total, pausada y duradera.
Todas estas afecciones, así como el desmedido número de políticos con excesivos privilegios, las cuestiones territoriales [ayuntamientos, diputaciones, autonomías], asuntos económicos [tributos, cotizaciones] y atenciones a los partidos políticos y a los sindicatos, se irán exponiendo en este libro y proponiendo posibles remedios, aunque a veces de forma un tanto desorganizada y entremezclada, como se producen en la propia sociedad.
CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA de 1.978.
- Ley omnímoda que abarca y dirige todo el ordenamiento jurídico del Estado.
- Uniforma los criterios de actuación, marcando las funciones y atribuciones de cada estamento.
- Viene sufriendo las relajaciones de sus aplicadores (los políticos de turno) y la zapa subterránea de bastantes (demasiados) disidentes.
TEXTO: Constitución dogmática con glosas personales.
- Organización general y de obligado cumplimiento.
- Disposiciones concretas pero con ejecución bastante laxa.
- Ajustes necesarios y correctores de injerencias entre los distintos órganos constitucionales.
PRÁCTICA: Un Estado desbordado y a la deriva: Sugerencias secuenciales y de aplicación efectiva.
- Relativas a las Cámaras Legislativas, Independencia Judicial y a la organización territorial (municipal, autonómica y estatal).
- Establecer un régimen salarial estatal proporcional y general.
- Tributos ajustados, progresivos e ineludibles.
- Cotizaciones generales (obligatorias y voluntarias) y las percepciones que de ellas se deriven.
FUTURO: Una Nueva Transición: pase a un Estado más justo y solidario.
- Principios para el cambio: austeridad, transparencia y empleo.
- Reformas constitucionales y leyes de aplicación y desarrollo.
- Preparación de los proyectos básicos por comisiones de técnicos y expertos.
- Nueva Transición tan o más difícil que la anterior.
- Propuestas conclusivas.