La poesía es mi terapia para no caer en la resignación.
En lugar de sentarme en un sillón,
me planto delante de una hoja en blanco
y me salen palabras para que me sanen el alma.
Me alivian el tiempo, me acompañan en el silencio.
Es mi último aprendizaje en este camino de vida
con el cual trato de comunicar el vacío que no cesa,
que se me ha enquistado durante tantos años.
Al menos he conseguido que no me dé miedo mirarlo cara a cara.
Y, día tras día…, me voy escribiendo.
Para acompañar la soledad,
la poesía es un buen medio
para transitar por los límites opuestos
de este camino.
Si lees con detenimiento
y en lugar de respuestas
te generan más dudas,
tal vez nos convirtamos por un instante
en cómplices de vida.
Aquí os dejo lo que escribo,
como si nunca hubiera sido mío.
Y que de mí no quede nada más que lo que escribo…
ÁNGEL GARCÍA GARCÍA MUÑOZ (BÜRU) ©