La célula que se utiliza en mamíferos para la técnica llamada clonación, como la que dio lugar al nacimiento de la oveja Dolly en 1996, es una célula nueva, con sus propios estatutos biológico, jurídico y bioético. Como debía tener un nombre la llamé nuclóvulo. M. Palacios Desde que irrumpió la famosa oveja en el escenario científico, las técnicas de clonación se han ido perfeccionando, pero la clonación, con transgenia o no, de la enorme cantidad de mamíferos (ratones, conejos, gatos, cabras, ovejas, vacas, cerdos, toros, caballos, mulos, etc.) llevada a cabo hasta el momento para investigación, incluso como mascotas, y en los animales de granja con fines industriales para el consumo o médicos, sigue dando un porcentaje paupérrimo de éxitos y muy elevado de fracasos; por otra parte, su realización en humanos para obtener células madre embrionarias con finalidades de investigación y exclusivamente terapéuticos aún no han tenido aplicación clínica.
En este libro Marcelo Palacios hace un cuádruple alegato: en defensa del avance científico útil, ético, seguro y controlado en particular de la obtención para uso terapéutico de células madre
humanas, y el relativo a la clonación de mamíferos no humanos; en demanda de una información estadística, pública, completa y universal sobre los fracasos y efectos negativos de la clonación de esos animales en todos sus pasos; en defensa del bienestar de los mamíferos no humanos sometidos a investigaciones científicas, y en concreto a los partícipes, engendrados o nacidos por técnicas de clonación o similares, con el fin de evitarles sufrimientos cuanto sea posible; y se manifiesta en contra de la clonación humana reproductiva, principalmente por razones éticas, y, además, teniendo en cuenta, por analogía, los catastróficos resultados comprobados en mamíferos no humanos y sus secuelas en las hembras preñadas y su descendencia.