Karina ha aprendido a habitar la soledad como quien habita una trinchera: con la certeza de que salir de ella implica arriesgarse demasiado.
Trabaja en un parking de noche, lee compulsivamente de día y encuentra refugio en los libros, en su amiga Vanesa y en las conversaciones con Lucrecia, la librera que parece intuir lo que hay bajo su coraza. Pero cuando la realidad se cuela entre las páginas que la protegen, Karina se enfrenta a un mundo que no perdona lo diferente.
Sus líneas contienen una apología de la lectura como arma de construcción del pensamiento, puerta al descubrimiento de nuevas experiencias, búsqueda del placer y, por supuesto, un acertado camino hacia el ocio.
Sirve la manipulación como un plato frío, enfrentando la admiración de una lectora a la perversión de un escritor carente de empatía y maniobrero.
Es una novela sobre la independencia, la identidad, la soledad en las mujeres adultas y la crudeza de un sistema que margina a quienes no encajan en sus moldes.
Con una prosa directa y sin concesiones, nos sumerge en la mente de una protagonista inolvidable, tan dura como frágil, y en una historia donde la literatura no solo es refugio, sino también espejo y resistencia.