Una parte primera de las reflexiones están más centradas en mi liberación del ego, en dejarme estar más en los momentos presentes, dándome cuenta de todo lo que me rodea, en mi actitud de gratitud de todo lo que la vida y Dios me ofrece a cada instante. El sentido o de los sentidos de la vida. La vida es toda intencional y con significado. De la liberación de todo aquello a lo que nos aferramos, creyendo que nos va a dar paz y felicidad. De la importancia del perdón y la gratitud.
Nuestras fortalezas internas, que son capaces de trascender los límites físicos y biológicos de la persona. De la visión integral de las cosas, del cuerpo-mente, de la conciencia del Uno. Del Amor Incondicional (Dios) que lo cura todo. De la oración como ejercicio de perdón.
Hago mención a la importancia de nuestros diálogos internos, de ser consecuente con lo que uno quiere ser, de la fortaleza de la actitud (querer es poder).
En unas cuantas reflexiones permito que aprendamos a descifrar lo que nos quieren decir nuestras emociones y sentimientos.
Cómo hacernos preguntas adecuadas. Los hábitos que hay que disminuir, como el autocastigo, vivir del pasado, sufrir por lo que ya ha acontecido, la acumulación, creernos salvadores, víctimas o perseguidores.
La libertad que nos roba la necesidad de reconocimiento. De lo valiosos que somos como seres únicos. De abandonar las exigencias. La importancia de la autoestima y el autoconcepto, y el paso hacia la autorrealización.
Me adentro en muchos conceptos del Análisis Transaccional como los Mandatos Parentales, los Contramandatos o Impulsores, las creencias limitantes e irracionales derivadas y las creencias potenciadoras o racionales alternativas que podemos generar. Y, posteriormente, cómo pasar de los Guiones de Vida a nuestro Plan de Vida (lo que verdaderamente deseamos). Por último, «las caricias», el alimento genérico necesario de la persona, los tipos de ellas y cómo darlas, recibirlas o limitarlas; así como sus leyes.