Manuel Vargas, de raíces granadinas, adopción madrileña y profesión viajera, muy viajera, publica su tercer libro para rememorar de nuevo sus inicios escritores en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada y para dejar patente el magnífico recuerdo que guarda del Instituto Padre Suárez de la capital nazarí, al que también le debe ese permanente deseo de seguir escribiendo al dictado y al compás que le van marcando su memoria, su imaginación y los agradables y sugerentes argumentos que acompañan y rodean a su afición escritora.
Su propósito no es otro más que el de mantener viva la ilusión por la escritura para que sean las letras las que lideren la senda de su permanente apuesta por Granada; por los inolvidables días de su adolescencia; por la importante aportación al castellano de lenguas clásicas como el latín y el griego antiguo; por los acontecimientos que han forjado sus tiempos más recordados y por aquellos otros a los que su inventiva recurre para hilvanar historias reales o ficticias en las que el encanto raramente deja de estar presente.